Es difícil que un hombre pueda flotar,
que suelte las amarras de su pensamiento
y se entregue a esas manos que sostienen.
Es difícil que un hombre pueda flotar,
que se rinda ante la marea de un recuerdo
y se entregue a esos brazos que arrullan.
Es difícil que un hombre pueda flotar,
que su corazón nade como un colibrí
y se entregue a ese cuerpo como un niño de pecho.
Pero cuando lo logra,
cuando aprende a hacer funambulismo en el mar
y hace una maestría en ser delfín,
el hombre ya no es hombre;
es agua con un cuerpo
y se vuelve partero de sí mismo,
de su hermano,
de su tribu.
Texto: @katalinaramirezescritora
Fotografía: @ray.mesh
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